He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados. Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su joven voluntad. Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías. Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi lado la sombra de haber sido un desdichado.
Mes: enero 2022
A veces – Carlos Barral
A veces cuando era temprano todavía para verte o cuando la ventana se abría a la distancia y al sonido de tanto hierro puesto y tanta arena que cruje a tierra extraña en los caminos remoto a la esperanza me volvía a aquel sitio en que dejamos las soledades juntas y las voces. Te hallaba limitada de corazón disperso y de alegría por todos los costados y flotando en la noche segura y abundante que nunca se consuma. Sin embargo a lo lejos tan pronto me acogías con los nombres de las cosas comunes, en sigilo sentía que tu isla no estaba ya a mi alcance. Entonces por entero reincorporado al límite del cuerpo volvía a la certeza de la espera.
A Nuestra Señora de la Paz – Manuel García Romero
Se refleja la paz en tu semblante como un clavel en el cristal del río, y tus lágrimas son blanco rocío que humedece tu rostro rozagante. Blancor de Primavera exuberante tiene el manto de Reina que con brío a tu cuerpo se abraza y blanquerio el peso de tu palio deslumbrante. ¡ Todo es blancura en ti !. Blanca la calle, blanca la tarde y blanca la andadura de tus graves y blancos penitentes. La ciudad de Sevilla es como un valle de jazmines y nardos que, impacientes, florecen en la paz de tu hermosura.
Como la mar, los besos – Vicente Aleixandre
No importan los emblemas ni las vanas palabras que son un soplo sólo. Importa el eco de lo que oí y escucho. Tu voz, que muerta vive, como yo que al pasar aquí aún te hablo. Eras más consistente, más duradera, no porque te besase, ni porque en ti asiera firme a la existencia. Sino porque como la mar después que arena invade temerosa se ahonda. En verdes o en espumas la mar, se aleja. Como ella fue y volvió tú nunca vuelves. Quizá porque, rodada sobre playa sin fin, no pude hallarte. La huella de tu espuma, cuando el agua se va, queda en los bordes. Sólo bordes encuentro. Sólo el filo de voz que en mí quedara. Como un alga tus besos. Mágicos en la luz, pues muertos tornan.
El alma no es el cuerpo – Mario Benedetti
Nos enseñaron desde niños cómo se forma un cuerpo sus órganos sus huesos sus funciones sus sitios pero nunca supimos de qué estaba hecha el alma ¿será de sentimientos de ensueños de esperanzas? ¿de emociones, de tirrias de estupores? lo cierto es que ignorada el alma arde en su fuego tiene espasmos oscuros punzadas de ternura suburbios de delirio ¿será tal vez una inquilina del corazón? ¿o viceversa? entre ellos no hay frontera ¿o será la asesora principal de la mente? ¿o viceversa? entre ellas no hay disputa ¿o será capataza de la pobre conciencia? ¿o viceversa? entre ellas no hay acuerdo el alma tiene hambres y cuando está famélica puede herir puede armarse de enconos o de furias no hay que pensar que el alma es un tul de inocencia ajeno a los agravios que sufren cuerpo y alma en el alma se forman abscesos de rencores tumores de impaciencia hernias de desamparo el problema es que no hay cirujanos de alma ni siquiera herbolarios el alma es un secreto, una noción una nube que suele anunciar llanto pero después de tantas búsquedas de pesquisas inútiles y de adivinaciones nos queda apenas una certidumbre que el alma no es el cuerpo pero muere con él
Escucha al viento – Jorge del Nozal
No dejes que te opriman, escucha al viento. Siente la brisa en tus carnes, vuelve a sembrar aquel tiempo, recuerda cuando eras libre, cuando podías sentirlo, cuando soñando escogías lo mejor para tus sueños. Traspasa el tiempo, rompe el aire. Escucha, halla, siente, disfruta, vuelve a verlo. Retuerce los olmos muertos, Incluye el amor en tus versos, saca el codo ,pon la pierna, siente el aire y el viento. ¿Por qué no puedes decirlo? ¡¡¡ dilo !!! Estate despierto. Vuelve a sentir ese odio para romperlo de nuevo. Siente el dolor en tu cuerpo para que puedas vencerlo. Observa, mira, atiende, escucha al viento. El sabe lo que dicen y no sabe lo que siento. Enseña a vivir al otro, no busques sin encontrar y aprende a encontrar buscando. Vuelve a ser el que no eras y sé el que estas esperando, pues ha llegado el momento de sentir amor y darlo. Darlo sin esperarlo, sentirlo sin conocerlo, volviendo al centro de todo sin tener que recordarlo. Siéntete libre, que no te influya el presente, pues al pensarlo un momento ya es pasado y no es presente. Vive el presente pasado. Para el pasado en presente, el futuro no existe. El presente ya es pasado Y el pasado era presente. Sonríe a la libertad, busca el amor en la gente. Atenaza la maldad, mira el mundo de frente. Da la vuelta a la mentira. Cierra los ojos al miedo sigue adelante. Se idealista pero no inocente. Escucha a los oprimidos, escucha al viento de frente
La memoria – Juan Ramón Jiménez
¡Qué tristeza este pasar el caudal de cada día (¡vueltas arriba y abajo!), por el puente de la noche (¡vueltas abajo y arriba!), al otro sol! ¡Quién supiera dejar el manto, contento, en las manos del pasado; no mirar más lo que fue; entrar de frente y gustoso, todo desnudo, en la libre alegría del presente!
Razón de lágrimas – Luis Cernuda
La noche por ser triste carece de fronteras. Su sombra en rebelión como la espuma, rompe los muros débiles avergonzados de blancura; noche que no puede ser otra cosa sino noche. Acaso los amantes acuchillan estrellas, acaso la aventura apague una tristeza. Mas tú, noche, impulsada por deseos hasta la palidez del agua, aguardas siempre en pie quién sabe a cuáles ruiseñores. Más allá se estremecen los abismos poblados de serpientes entre pluma, cabecera de enfermos no mirando otra cosa que la noche mientras cierran el aire entre los labios. La noche, la noche deslumbrante, que junto a las esquinas retuerce sus caderas, aguardando, quién sabe, como yo, como todos.