Poema de amor – Joan Manuel Serrat

El sol nos olvidó ayer sobre la arena,
nos envolvió el rumor suave del mar,
tu cuerpo me dio calor,
tenía frío,
y allí, en la arena,
entre los dos nació este poema,
este pobre poema de amor
para ti.

Mi fruto, mi flor,
mi historia de amor,
mis caricias.

Mi humilde candil,
mi lluvia de abril,
mi avaricia.

Mi trozo de pan,
mi viejo refrán,
mi poeta.

La fe que perdí,
mi camino
y mi carreta.

Mi dulce placer,
mi sueño de ayer,
mi equipaje.

Mi tibio rincón,
mi mejor canción,
mi paisaje.

Mi manantial,
mi cañaveral,
mi riqueza.

Mi leña, mi hogar,
mi techo, mi lar,
mi nobleza.

Mi fuente, mi sed,
mi barco, mi red
y la arena.

Donde te sentí
donde te escribí
mi poema.

Aquella tarde, al decirle… – Juan Ramón Jiménez

Aquella tarde, al decirle
que me alejaba del pueblo,
me miró triste, muy triste,
vagamente sonriendo.

Me dijo: ¿Por qué te vas?
Le dije: Porque el silencio
de estos valles me amortaja
como si estuviera muerto.

-¿Por qué te vas?- He sentido
que quiere gritar mi pecho,
y en estos valles callados
voy a gritar y no puedo.

Y me dijo: ¿Adónde vas?
Y le dije: A donde el cielo
esté más alto y no brillen
sobre mí tantos luceros.

La pobre hundió su mirada
allá en los valles desiertos
y se quedó muda y triste,
vagamente sonriendo.

Y no lo encuentro – Marwan

Te sigo queriendo
y sigo buscando el verbo que te explique
todo aquello que te haría.
Y no lo encuentro.

Y sigo buscando todo el tiempo que te debo.
Y no lo encuentro.

Y sigo buscando un poema que te nombre
pero no encuentro el modo
de que quepa en un folio
entero el paisaje.

Y lo he intentado escribiendo ciertas cosas:

Yo quise subirte al amor
y hacer mariposas contigo.

Si fueras un verbo
formarías parte de una lengua diferente,
estarías aún por inventar.

Si fueras el tiemp0
serías el instante
donde quiero quedarme a vivir.

Pero las tacho todas.

Y tras un rato
encuentro por fin unas palabras,
que no es lo que te haría,
que no es tampoco el tiempo,
que no dicen tu nombre.

Lo dejo aquí por las quieres,
por si te faltan:

Eres la forma más bella
de acabar con un fracaso

Contigo – Joaquín Sabina

Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecínas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardin;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin tí.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas "volvamos a empezar";
yo no quiero ni libre ni ocupado
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

El amor duerme en el pecho del poeta – Federico García Lorca

Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
¡Oye mi sangre rota en los violines!
¡Mira que nos acechan todavía!

Compañera – Antonio Pardal

Compañera, mi dulce compañera,
si supieses por ti lo que yo siento
y leyeses cabal mi pensamiento,
serías de mi cuerpo enredadera. 

Compañera, mi hermosa primavera,
si tu amor me faltase algún momento,
hasta el postrer rincón del firmamento
el llanto de mi pecho percibiera. 
Tan grande es mi dolor y abatimiento,
cuando, oculta, la muerte se acelera,
que brota de mi pecho este lamento. 

Amarte eternamente yo quisiera,
pues soy de tus ternuras avariento.
Compañera...mi amada carcelera...